A finales de 2016 el escritor bogotano Andrés Ospina, asiduo usuario de la Biblioteca Nacional de Colombia, andaba de visita en una de las salas de este recinto consultando unos periódicos de 1907, cuando de golpe un aviso publicitario estampado en uno de ellos despertó su atención:
"Valencia
El héroe de los aires
se elevará mañana de 9 a 10 a.m. en Chapinero", decía.
Inquieto por tan curioso material, ese mismo día Ospina se consagró a investigar por el personaje aquel, a quien luego recordó haber conocido antes a través de crónicas del maestro Alfredo Iriarte. El allí mencionado Valencia, fue un colombiano de nombre Domingo Valencia, oriundo de Pácora (Caldas), nacido en 1877 y considerado precursor de la aeronáutica y del deporte extremo en su país y en Latinoamérica. Se hizo famoso por su arriesgado espectáculo de ascensiones acrobáticas en globo.
Su show se iniciaba con el inflado de su vehículo volador, continuaba con un ascenso veloz al cielo, proseguía con acrobacias ejecutadas sobre un trampolín colgado del mencionado globo, y terminaba unos veinte minutos después, cuando éste se desinflaba para precipitarse con el propio Domingo, su único tripulante, a lugares inciertos. La vida hasta ahora conocida de Valencia está sembrada de enigmas, aventuras y hechos insólitos. Pantanos, abismos, árboles, ríos o el mismísimo mar, fueron sus pistas de aterrizaje más frecuentes. De hecho, nunca se supo si falleció en ejercicio de sus actividades.
"Lo que sí está muy claro es que tenía un carácter intrépido", cuenta Ospina, y luego cita algunos casos: "en Anolaima fue a dar contra un árbol y al despertar de su inconciencia tres médicos estaban intentando enderezarle los huesos. En Quito trataron de lincharlo cuando canceló una ascensión por malos vientos. En Chile vivió varias situaciones extremas: por ejemplo, en Santiago un jovencito llamado Segundo López quedó colgando de la cuerda que sostenía el ancla del globo y el pobre Segundo salió a volar amarrado. En Valparaíso cayó sobre el Pacífico y nadó casi veinte minutos hasta que un buque lo rescató. Como esas hay varias anécdotas, pero seguramente existen muchos registros todavía por encontrar en la prensa de Colombia y de otros países", agrega Andrés.
Hasta el momento toda la información catalogada sobre Domingo Valencia se limita a reportajes, entrevistas y fotografías en libros, revistas y en archivos privados y públicos, además de otros testimonios narrados por cronistas que afirmaron haberlo visto. Lo último que se conoció sobre sus andanzas fue que justo antes de comenzar los años 20 del siglo pasado, se enlistó como cadete en la escuela de aviación de Flandes, Tolima. Algunos afirman que después falleció accidentado en Chile, intentando pilotear un avión sin experiencia, pero lo cierto es que no ha sido detectada ninguna prueba sobre eso. Su vida personal, así como también su destino posterior a 1919, y su muerte, son incógnitas por resolver, cuyas claves estén quizá dispersas en bibliotecas, baúles, hemerotecas, álbumes familiares y demás espacios y soportes.
El proyecto transmedia En busca de Domingo el Aeronauta, ideado por el propio Ospina en colaboración con la documentalista Carolina Robledo, cuya primera fase fue posible gracias a la Beca para el uso creativo del patrimonio bibliográfico (2017) otorgada por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia, tiene como propósito ir tras las pistas de este inquietante hombre desde una perspectiva investigativa y creativa. La idea es exaltar a Domingo como un ícono que merece su lugar en la historia y valerse de su legado, como material de inspiración transferible a nuevos lenguajes y reinterpretaciones contemporáneas, cuyo fin último es construir una leyenda audiovisual e interactiva a muchas manos, entre lo ficticio y lo documental.
En busca de Domingo el Aeronauta invita, por lo tanto, a artistas, investigadores y curiosos procedentes de múltiples disciplinas y formaciones (músicos, animadores, realizadores audiovisuales, lectores, ilustradores, fotógrafos, narradores, historiadores, bibliotecólogos, poetas, actores, expertos en arte urbano y cronistas, entre otros) para que desde sus oficios contribuyan con una aproximación personal a Valencia. Ya hay en curso varias colaboraciones en las áreas de cómic, música original, animación y poesía. Esta suma de materiales será editada y ensamblada en un gran producto interactivo distribuido gratuitamente vía web y programado para fines de 2018. Quizá este producto transmedia revele el verdadero destino de Domingo o cuanto menos, contribuya a devolver al globonauta, su espacio dentro de la iconografía nacional y a estimular formas novedosas de apropiación colectiva alrededor de la memoria y del patrimonio bibliográfico.
En concordancia con este sueño, el pasado noviembre fue lanzada la plataforma www.domingoelaeronauta.com, espacio que expone entretenida y audiovisualmente las bases de la propuesta en cuestión, a medio camino entre lo detectivesco, lo colaborativo, lo creativo y lo arqueológico. Así, casi un siglo después de la última noticia conocida sobre Domingo Valencia, se espera que él y su espíritu, queden al fin eternizados en el firmamento de nuestra memoria.
Para el 2018, la Biblioteca Nacional de Colombia invita a investigadores y estudiantes colombianos o extranjeros, con conocimiento específico en el área, a postular sus ideas y proyectos en la Beca para el uso creativo del patrimonio bibliográfico y documental, de la Convocatoria de Estímulos del Ministerio de Cultura. Esta beca se encuentra abierta hasta el 03 de abril de 2018 tiene un incentivo de 12 millones de pesos.