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De las Humanidades a las Humanidades Digitales
Liliana Espinosa
20/09/2017

¿Qué son las Humanidades Digitales?

Hoy, más que nunca en la historia, quienes generan contenido pueden alcanzar a muchos y muy variados públicos. El acceso abierto se plantea ahora como un conocimiento que a su vez genera nuevo conocimiento. Y en este contexto de información se hace urgente apropiar herramientas y nuevas formas de relacionar y proponer investigación; toda esta dinámica ha generado nuevas comunidades de prácticas y, a su vez, estas prácticas han generado naturalmente repositorios de información.

Con estos bancos de información que se van acumulando en la labor normal de la investigación, surge la pregunta de qué hacer con ellos, qué alcances y utilidades pueden tener. Las reflexiones y los primeros intentos de trabajar y socializar la información llevan a resultados experimentales que son válidos en tanto que la producción de conocimiento tiene un margen de fracaso que es supremamente útil como proceso y curva de aprendizaje. El trabajo con la información obliga a adquirir algunas competencias técnicas y, además, lleva a un trabajo colaborativo que es el más natural en el desarrollo de los proyectos de Humanidades Digitales. Al final, este tipo de trabajo hace que se vayan rompiendo las fronteras entre las muy diversas disciplinas que se encuentran e involucran en este campo.

¿Qué es un humanista digital?

La primera pregunta que surge ante este rol es si el humanista digital debe ser, él mismo, digital. Los investigadores en Humanidades Digitales vienen de muy diferentes contextos académicos o empíricos. Si bien no es una condición fundamental que este investigador sea experto en temas digitales, sí se espera que por lo menos tenga conocimientos de la historia del internet, de los desarrollos digitales, de las clases de proyectos en el campo en la actualidad. Esto sucede a la vez que desde la periferia se hace una crítica cultural a las Humanidades Digitales.

Las Humanidades Digitales son un campo que se expande y se negocia constantemente. Para tratar de definirlas, hay que remitirse primero a qué son las Humanidades. Estas se definen tradicionalmente como un conjunto de disciplinas como las Lenguas, Literatura, Historia, Filosofía, Arqueología, Ética, Ciencias Sociales, Arte, Crítica, etc.; disciplinas todas divididas y compartimentadas arbitrariamente desde los sistemas de educación tradicionales. Incluso algunos han dividido las humanidades de las ciencias sociales, pero siguen siendo dos categorías muy amplias.

Ante esta división, y frente a la multiplicidad de contenidos y relaciones digitales en la actualidad, surgen preguntas como la de Isabel Galina acerca de cuál es el impacto de lo digital en el quehacer de los humanistas.

Lo digital se puede leer de muchas maneras, desde el desarrollo de herramientas, el activismo, la exploración, el estudio teórico. Estamos, sin saberlo, pensando en conexión con las Humanidades Digitales, pero seguimos mirando hacia adentro cuando tenemos que empezar a mirar hacia afuera, a lo global.

Lo que se conoce como cultura digital nos habla de procesos socioculturales en los que lo digital se ha vuelto central. Parafraseando a Castells, los sujetos se apropian de lo digital y detonan procesos simbólicos y materiales que modifican su producción. En este sentido, la apropiación de la tecnología está modelando nuestra capacidad de adquirir conocimiento y, a la vez, facilita el acceso del investigador a la información según sus propios criterios.  Ahora, si damos un paso más y pensamos en la calidad de la información disponible, llegamos a la conclusión de que es justamente la relación de los humanistas con la academia la que apela al pensamiento crítico.

De las Humanidades a las Humanidades Digitales

Contexto histórico: recopilación de las Ciencias Sociales y las Humanidades moldeadas por prácticas editoriales; las recopilaciones vernáculas expanden su difusión con prácticas naturales como la transcripción, la traducción, la edición y la anotación. Con la imprenta se establece la estructura del libro como su formato 'natural' y la manera tradicional de transmitir el conocimiento. Con el tiempo se va dando el refinamiento de las prácticas editoriales.

La producción cultural de la humanidad que se está trasladando a lo digital es comparable con lo que va del Renacimiento a la imprenta. Solo que en este movimiento lo impreso no es ya el campo dominante, pues todo está migrando a lo digital.

La World Wide Web es un mar de documentos interconectados y visibles. Hoy en día el volumen de datos producidos y almacenados es el más grande en la historia de la humanidad. Solo que ahora no se trata solo de información almacenada, sino de los algoritmos y las lógicas de procesamiento que se generan. El primer ejemplo de este ejercicio fue la biblioteca tomista, en la cual se conectaba la concordancia del texto primario con sus referentes y con ella se marca el inicio de la práctica de las Humanidades Digitales, pues es la primera vez que se aplicaron herramientas de cómputo al quehacer humanístico.

Todo esto nos lleva a pensar en los nuevos espacios de experimentación que son posibles desde esta joven disciplina, y en su carácter colaborativo. En cómo usamos las 'máquinas para pensar las humanidades' y que de allí se generen nuevos modelos de producción y transmisión del conocimiento.

En este punto, la división de las disciplinas del conocimiento se funden más que nunca, pues ahora las humanidades y las ciencias se reconectan en la era digital. Hay una red de curadores y catalogadores que tratan con la fuente primaria;  luego vienen los investigadores que les dan sentido y estructura a los datos; y de ahí se abre la ventana para que se generen metodologías de investigación y visualización: son herramientas de presentación de la historia. Todo este Big Data nos muestra datos de las interacciones y relaciones humanas. Este universo se abrió con la clasificación de metadatos, con el data science que es un método científico de entendimiento de datos mejor y diferente.

Las Humanidades Digitales desde la práctica

Los investigadores que actualmente están trabajando diferentes temas desde las Humanidades Digitales encuentran que en sus proyectos colaborativos hay múltiples retos y tensiones que hay que pensar constantemente.

Revisando, por ejemplo, el caso del trabajo que se hace en la Fundación Neogranadina, se encuentra que muchas veces se requiere el desarrollo de tecnologías hechas a la medida para investigaciones de material puntual y, a la vez, nos obliga a pensar qué significa el desarrollo de las Humanidades Digitales desde la periferia, o desde regiones como la nuestra que no son el origen de la disciplina y que requiere unos términos y metodologías particulares.

Afortunadamente  las Humanidades Digitales están generando naturalmente recursos pedagógicos en las áreas que se van sumando a estos procesos de investigación.

Los retos

- En primer lugar está la financiación como uno de los grandes retos que enfrenta esta nueva disciplina. En este sentido se promueve la búsqueda de financiación en la academia o con socios particulares

- Adicionalmente el reto está también en generar mejores sistemas de búsqueda y mejor interconexión de los archivos digitales.

- Hay también que añadir valor a los datos investigados; construir categorías mejor pensadas y hacer en últimas las preguntas pertinentes.

- Hay que lograr el diseño de catálogos pensados para el análisis con métodos digitales.

- Hay que hacer mejor curación de colecciones; más y mejores métodos pedagógicos

- Se podría, por ejemplo, pensar en una biblioteca digital pública para Latinoamérica.

- En últimas, no se trata solo de la digitalización sino de darle el giro a estos contenidos y enfocarlos hacia los usos prácticos que puedan tener.

- Si pensamos en el ejercicio de las Humanidades Digitales en Latinoamérica frente al resto del mundo, hay que tener en cuenta particularidades como: es disciplina anglo. Las líneas de investigación son diferentes según los intereses de cada región. Nos obliga a identificar el objetivo de investigar desde las Humanidades Digitales  en el contexto académico latinoamericano. Y finalmente esto lleva a preguntarse si esta práctica plantea cambios culturales.

Hacia el futuro

Entre las muchas inquietudes que surgen al pensar en el futuro de la investigación en Humanidades Digitales se encuentran las siguientes. Algunas dependen del ejercicio mismo en manos de los investigadores y desarrolladores, mientras que otras requieren más trabajo y estrategia en tanto que dependen de la voluntad de las instituciones:

- Pensar en la automatización de búsqueda de contenidos y en el control de calidad de la información.

- Invertir en documentos históricos y en datos estructurados para análisis desde las Humanidades Digitales.

- Creación de un archivo digital en plataforma interactiva: generar alrededor una comunidad colaborativa online (herramientas, hermenéutica, metodología).

- Pensar en los asuntos de traducción en términos de formatos y de herramientas digitales: emplear y generar las herramientas necesarias.

- Implementar estrategias digitales: hay que pensar en el receptor para encontrar caminos hacia él.

- Como ya vimos, debemos entender que las disciplinas no son un bien exclusivo de quienes las estudian; hay que promover que se difuminen las fronteras en beneficio de la práctica de las Humanidades Digitales y hacer paulatinamente una comunidad de prácticas interdisciplinarias.

- Dado que pretendemos, entre otras, preservar fuentes primarias de conocimiento y nuestras investigaciones al respecto, es fundamental pensar más a largo plazo: generar formatos de visualización y repositorios que perduren más en el tiempo para futuros usuarios e investigadores.

- Por último, hay que mantener transversalmente una reflexión ética y política de los estudios digitales en las Ciencias Sociales y las Humanidades.


Por: 
Liliana Espinosa
Coordinadora de la maestría en Humanidades Digitales de la Universidad de los Andes.


Bibliografía:

Gimena del Río Grande. 'A modo de introducción: Humanidades Digitales. Mito, actualidad y condiciones de posibilidad en España y América Latina. En ArtyHum. Revista Digital de Artes y Humanidades. No. 1, noviembre de 2015. Pág. 7-25.