Tierra Firme: imperios, propaganda y disputas por el dominio territorial
En el periodo colonial, reyes, comerciantes y burócratas europeos no podían “ver” sus dominios en América. Para poder conocer, decidir y controlar sus territorios de ultramar, utilizaron artefactos cartográficos y relaciones geográficas que les eran enviadas desde el otro lado del Atlántico —los mapas de los diferentes imperios del mundo atlántico entre los siglos XV y XVIII señalaban la importancia estratégica del norte de Suramérica o la llamada Tierra Firme para los intereses europeos—. Dichos mapas fueron utilizados con objetivos precisos: facilitar la navegación marítima; reclamar la posesión de islas, zonas costeras y el interior del continente; celebrar y publicitar victorias militares, y administrar los nuevos territorios para extraer sus riquezas.
Los mapas fueron herramientas para nombrar y reclamar soberanía en territorios, para hacer propaganda y para administrar riquezas.
La función administrativa del mapa comenzaba con el acto de nombrar el territorio. Tierra Firme fue el nombre genérico que cartógrafos y burócratas europeos le dieron en la temprana colonia a los territorios costeros del norte de América del Sur, y describía el territorio que incluía las costas de las actuales Guayana, Venezuela, Colombia, Panamá, Honduras y Nicaragua. Terra firma diferenciaba dichos territorios costeros del continente de las islas y archipiélagos del Caribe, aunque con el tiempo empezó a indicar únicamente el territorio actual de Panamá. Al ser un territorio ligado al océano Atlántico estaba estratégicamente localizado, ya que facilitaba la conexión entre las islas del Caribe y la parte continental del norte de Suramérica, y de ahí al interior. Con la colonización, los europeos buscaron controlar nuevas rutas para la extracción de riquezas que alimentarían el comercio marítimo que conectaba a América y el Caribe con Europa, Asia y África.
La función administrativa del mapa comenzaba con el acto de nombrar el territorio.
Miremos el caso de A New Map of the Isthmus of Darian in America […], mapa impreso en Edimburgo en 1699. Allí se describe la empresa que el reino de Escocia impulsó para crear una colonia comercial en la región. El asentamiento de este nuevo territorio comenzó con el acto de nombrarlo como Nueva Caledonia —Caledonia fue el antiguo nombre latín de Escocia—. Si bien la colonia comercial escocesa fracasó, el nombre “Nueva Caledonia” perduró en otra localización geográfica. Si lo buscamos en Google encontraremos que se trata de un archipiélago en Oceanía —actualmente dependencia francesa—, nombrado así por el navegante inglés James Cook en honor a las tierras altas de Escocia. La Nueva Caledonia escocesa en Tierra Firme no subsistió, pero los intereses de otros imperios continuaron fraguando disputas en la región a lo largo del siglo XVIII.
Los ingleses con su proyecto de expansión imperial del Atlántico también se interesaron por la Tierra Firme. Mientras que los españoles intentaban construir su imperio en América, piratas y aventureros ingleses asaltaban barcos y ciudades costeras, especialmente en busca de apropiarse de las riquezas españolas. Por ejemplo, el miembro del Almirantazgo británico sir Charles Wagner había dirigido en 1708 el ataque a los galeones españoles cerca a Cartagena —donde se hundió el famoso Galeón San José recientemente encontrado en las profundidades del Caribe—. Por tanto, no es casualidad que un mapa del asedio británico a Cartagena durante 1741 (parte de la llamada Guerra de la Oreja de Jenkins o Guerra de asiento, 1739-1742) fuera dedicado a Wagner. El mapa titulado Plan of the Harbour Town and Forts of Cartagena (1740), cumplió una función de propaganda a la toma de la ciudad fortificada de Cartagena por parte de los ingleses. El mapa se imprimió utilizando planchas de grabado y fue vendido como hoja suelta, lo que permitió su amplia divulgación. Por ello, el conocimiento geográfico sobre la América española fue una fuente de tensiones entre varias monarquías.
Existe una variada documentación cartográfica que da cuenta de este conflicto y del uso político y propagandístico de estos materiales. Por ejemplo, This plan of the harbour, town and forts of Porto Bello representa la toma del puerto de Portobelo en la costa atlántica del istmo de Panamá por parte de Gran Bretaña. El mapa sigue confirmando el poderío militar inglés en el Caribe y el episodio allí narrado es una de las victorias navales más celebradas por los británicos en su disputa con España por el dominio comercial de esta región.
Otro ejemplo fue el The seat of war in the West Indies […] de 1741, mapa originado como material propagandístico que apoyó esta misma disputa imperial, al igual que otros documentos cartográficos que funcionaron como dispositivos de poder disuasivo para apoyar la presencia inglesa en las Indias Occidentales. Además de ser utilizados con carácter propagandístico, los mapas también fueron herramientas políticas recurrentes en la negociación de tratados que dividieron al mundo. Tal es el caso del Mapa de América Meridional, del geógrafo español Juan Cruz Cano y Olmedilla, que se usó en las conversaciones previas al Tratado de 1777, firmado entre España y Portugal, y que establecía las fronteras entre ambos imperios.
El siglo XVIII trajo adelantos en la instrumentación encargada del levantamiento de información geográfica y la confección de cartografías
Lo anterior es visible en el Plan Geográfico del Virreinato de Santa Fe […], un mapa de 1772 que representa la totalidad del virreinato del Nuevo Reino de Granada —incluida la Tierra Firme—. Bajo la dirección del funcionario real Francisco Moreno y Escandón, se formó el mapa titulado Plan Geográfico del Virreinato de Santa Fe que buscaba hacer este territorio comprensible para poder administrarlo. En el mapa hay un intento por organizar sistemáticamente los datos fiscales y las jurisdicciones del reino. Para ello, el Plan incluye una sección denominada “Notas relativas al estado de la Real Hacienda”. Una serie de cuadros estadísticos enmarcan el mapa y muestran las divisiones territoriales y el orden administrativo impuesto sobre el Nuevo Reino de Granada. Ordenar el territorio en jurisdicciones como pueblos, villas o misiones era de suma utilidad para coordinar las tareas de recaudo de impuestos y para llevar un inventario de las personas, propiedades y terrenos.
Así como el estado imperial se preocupó por las estadísticas de ingresos de las provincias del virreinato y sus límites, en el nivel más local cientos de funcionarios registraban en mapas información sobre los linderos entre terrenos. Los catastros modernos tienen su origen en estos intentos de los estados por ordenar la información de los territorios, sus recursos y divisiones administrativas en formatos estadísticos y cartográficos. Por ejemplo, el catastro multipropósito que fue acordado como parte de las negociaciones para terminar el conflicto armado en Colombia busca hacer un inventario de los predios del campo y las ciudades.
Ordenar el territorio en jurisdicciones era de suma utilidad para el recaudo de impuestos y para llevar un inventario de personas, propiedades y terrenos.
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