El reconocido escritor de literatura infantil y juvenil visitó los municipios de Francisco Pizarro (Salahonda) y de Tumaco, en Nariño, donde compartió con los niños y jóvenes de esta región una tarde de lectura, cuentos, poemas e historias.
Para Celso Román, socializar su experiencia con niños y personas de comunidades donde el acceso a la cultura y la literatura es reducido, es lo más valioso y lo que más rescata de su visita a las bibliotecas públicas de Salahonda y Tumaco, donde se conmovió por la calidez humana, la amabilidad y la excelente disposición de niños, jóvenes y adultos para recibir a un escritor.
Como resultado de esta y otras visitas que ha hecho a través del Programa Escritores en las Bibliotecas, Celso nos narra su experiencia para contarnos lo que significó haber compartido con estas comunidades apartadas en donde el Ministerio Cultura ha logrado aportar en la construcción de un país más lector.
"Las bibliotecas públicas se convierten en verdaderos centros culturales"
Viajar al Pacífico colombiano es una suerte de contradicción en muchos aspectos, empezando por el nombre, porque es una región que se vislumbra en el imaginario personal como el espacio de un inmenso mar, con selvas enormes y una cultura diversa, caracterizada por la alegría de su música y la delicia de su gastronomía, todo en un ambiente de paz.
Pero al llegar el aire se siente cargado con la energía negativa de los llamados tambores de guerra, de manera que llegar a lo que sería un lugar idílico se convierte en un viaje del autor y los representantes de la Biblioteca Nacional en una expedición custodiada por hombres fuertemente armados, con la mirada atenta y las manos abrazando los gatillos de los fusiles.
El miedo no deja de estar presente, pero una vez que se alcanza el espacio de la biblioteca pública, como si se pasara a través del espejo mágico de Alicia en el país de las maravillas, o si se cruzara la puerta del armario mágico para llegar al país encantado de Narnia, estamos en el territorio de la alegría. Allí se develan poco a poco los sueños que proponen los libros y con ellos vienen las sonrisas de los niños y la felicidad de los adultos que han hecho de este lugar un refugio contra las duras condiciones de una comarca que hasta hace muy poco tiempo era un territorio de una guerra que parece querer retornar.
Hablamos de la creación literaria y de la importancia de saber que todos los seres humanos tenemos dos tesoros: la imaginaciónque nos permite inventar mundos y la informacióncontenida en los libros de la Biblioteca, son las riquezasque nos permiten prefigurar nuevos mundos, viajar con la imaginación al presente, al pasado y sobre todo, al futuro que soñamos.
Por un tiempo que se alarga como una metáfora del espacio extendido de Einstein también navegamos a través de las inquietudes y las preguntas de los niños que tienen el centro de su universo en esos lugares de calor húmedo, de casas palafíticas donde la Luna hacer levantar y descender las mareas y flotan los troncos de los árboles cortados, los barcos pesqueros que a veces duermen en el cieno y desafortunadamente también flotan los desechos y las basuras. Sin embargo hay sonrisas permanentes a pesar de las dificultades y las comunidades esperan con avidez la llegada de los libros como si fueran semillas de esperanza.
Los libros traen con ellos la paz y a lo largo del viaje conversamos con los recios hombres de guerra que nos custodiaron de peligros invisibles y oscuras acechanzas que tienen el poder de enviar la muerte desde la distancia y comprendemos que el temor está siempre presente. Sin embargo al retornar a Tumaco el mar nos regala un atardecer digno de la paleta de van Gogh, con una bella magia impresionista en el trópico donde la brisa trae aromas de la selva y el agua salada salpica los labios y entonces pensamos cómo los europeos hace 500 años vinieron en busca del oro y por aquí pasó Pizarro rumbo al Perú dejando su nombre en la aldea palafítica donde el pasado sigue vivo.
A veces tenemos la impresión de ser testigos de una historia que no cesa: la ambición viene en busca de un nuevo Dorado, que desangra estas tierras con su violencia, saquea las selvas, arrasa la riqueza del mar y deja solamente pobreza y necesidades. Entonces comprendemos el inmenso valor y el tremendo poder de las Bibliotecas Públicas para -gracias a los libros- generar ilusiones y mover las comunidades hacia una vida mejor, donde se recuperen la paz entre los seres humanos y la armonía con la Madre Naturaleza, la Pachamama de los antepasados indígenas.
Con el Sol hundido poco a poco en el mar como una inmensa moneda de cobre ardiendo en el crisol de la tarde llegamos a puerto en la base naval y en todos nuestros rostros había sonrisas y eso era la Literatura convertida en vida, como un bastión contra el miedo y la muerte.
Celso Román, octubre de 2018
- Lo más valioso de las visitas he hice a las bibliotecas fue el hecho de socializar mi experiencia como escritor con niños y personas de comunidades necesitadas del acercamiento a la Literatura, especialmente en zonas del país donde se manifiestan crisis de diversos órdenes: social, ambiental y cultural por la ausencia del Estado en esas regiones. Rescato la calidez humana, la amabilidad y la excelente disposición de niños, jóvenes y adultos para recibir al escritor y sus acompañantes de la Biblioteca Nacional.
- Las visitas son una maravillosa oportunidad para llegar al corazón de un país que es sin duda desconocido para los habitantes de las grandes ciudades, donde habitamos en una suerte de "islas urbanas" ignorando el país rural y aislado de los grandes centros poblados. Como escritor el aporte es magnífico por cuanto mueve el corazón para continuar desarrollando mi trabajo creativo dirigido a ese tipo de personas, cuyas formas de vida deben ser dadas a conocer a través de la Literatura.
- Aunque ya conocía algunas bibliotecas de este maravilloso programa, cada visita es una nueva experiencia de vida, que refuerza la enorme diversidad cultural y natural de este país. Las bibliotecas públicas se convierten en verdaderos centros culturalesdonde los visitantes de todas las edades, pero especialmente los niños y los jóvenes, encuentran opciones de vida a través de la lectura.
- Estoy convencido de que los procesos de lectoescritura, al ser una oportunidad para abrir el corazón y la mente a nuevas posibilidades de hacer crecer a los seres humanos mostrándoles diversas perspectivas de vida, sin duda alguna son factores de desarrollo.
- Gracias al encuentro con los libros es innegable que muchos lectores desplegarán las alas de la imaginación para cambiar sus destinos y el de sus comunidades, pues al incorporar el sentido crítico con respecto a sus propias vidas y a las de sus comunidades, potenciarán el desarrollo cultural de las regiones que habitan.