​Hugo Jamioy de Puerto Leguízamo en el Putumayo, En cada biblioteca el escritor dialogo  con los asistentes sobre sus gustos por la lectura, la literatura, la poesía y la importancia de rescatar y visibilizar la tradición cultural indígena a través de la escritura.

¿Qué fue lo más valioso de la visita que realizó a las bibliotecas?

Destaco el gran interés que tienen los docentes del municipio por mantener vivas las tradiciones de las comunidades indígenas que conviven en Puerto Leguízamo. Me llamó la atención el interés de los jóvenes y la participación en programas de la biblioteca como las Veladas Literarias. Aunque, aún falta pulir detalles, encontré jóvenes dispuestos a escribir sus vivencias y mi invitación fue  a no perder el sentido de la contemplación por un ambiente natural tan rico y diverso como el que los rodea. Desde la biblioteca pública debe promoverse que estos jóvenes se conviertan en investigadores de su propia cultura.

¿De qué manera estas visitas han aportado en su oficio como escritor? 

Cada oportunidad que tenemos de encontrarnos con personas distintas, escuchar sus relatos, verlos en su entorno, enriquecen el oficio de un escritor. Es un espacio de reflexión y motivación que engrandece el alma y nos llena de nuevos conocimientos. Estos encuentros se convierten en relatos poéticos llenos de fuentes de inspiración, gracias al poder de las palabras. 

¿Después de estos encuentros, cómo es su percepción de las bibliotecas?

Mi percepción de las bibliotecas públicas y del rol de un bibliotecario público, cambió desde el pasado Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas. Allí, valoré y comprendí, realmente, que una biblioteca pública es más que un repositorio de libros. Es el lugar que conserva la memoria y el espacio de encuentro de las comunidades. Son lugares que fortalecen la identidad del territorio y que invitan a públicos de todas las edades a nuevas interpretaciones sobre su entorno.

¿Cómo cree que éstas aportan en los procesos de lectoescritura y en el desarrollo socio cultural de las regiones?

Las bibliotecas públicas deben despertar en sus usuarios el sentido de la investigación y la contemplación por todo lo que nos rodea. Analfabeta no es solo aquel que no sabe leer ni escribir. Se es analfabeta, también, cuando no sabemos leer la naturaleza, la dirección de los vientos o los tiempos de la luna. Solo la palabra nos ayuda a reconocernos en la diversidad, y ese poder de la palabra se debe promover desde las bibliotecas públicas.