La Biblioteca Nacional de Colombia cuenta con 6 volúmenes de manuscritos del botánico José Jerónimo Triana, bajo las siguientes signaturas RM 407-RM 412. Entre su contenido se destacan los manuscritos de Plantas útiles de la Nueva Granada y de Choix de plantes de la Nouvelle Granade; dibujos a lápiz y manuscritos sobre la familia de la melastomáceas; documentos de la Secretaría de Gobierno y unas 80 cartas enviadas a Triana.
Nació en Bogotá el 22 de mayo de 1828, en el seno de una familia tradicional que, pese a los limitados recursos económicos, ocupó un lugar destacado en la vida nacional. Fueron sus padres doña Josefa Paula Silva y don José María Triana, notable educador, autor de numerosos textos escolares y conocido por la introducción a Colombia de los métodos pedagógicos de Pestalozzi. Estudió en el colegio del Espíritu Santo, guiado por su rector y amigo, don Lorenzo María Lleras, siendo posteriormente director adjunto y profesor de botánica.
Sus primeros escritos sobre botánica aparecen a partir de 1850, publicados en el periódico El día y desde 1852 en El Neogranadino. En el año de 1851 fue nombrado botánico en la Comisión Corográfica, presidida por el general Agustín Codazzi; su designación fue motivo de sorpresa y rechazo al no sentirse sólidamente preparado para afrontar el exigente y ambicioso trabajo, el cual finalmente aceptó. Durante siete años recorrió gran parte del territorio colombiano en forma exhaustiva consiguiendo recolectar un vasto herbario con cerca de 60.000 ejemplares, muchos de ellos pertenecientes a nuevas especies.
En diciembre de 1852 se recibió como médico y, aunque su espíritu estaba más ligado con la botánica, ejerció la medicina en Colombia y Francia, aplicando sus conocimientos en la elaboración de productos terapéuticos que alcanzaron gran aceptación.
En abril de 1857, inició su desplazamiento hacia Europa para cumplir el contrato suscrito con el gobierno Neogranadino: realizar un libro sobre las plantas útiles en el territorio colombiano. Contrae matrimonio con la señora Mercedes Umaña, sostén incansable y apoyo moral que le habría de acompañar hasta su fin. Se establece en Francia en julio del mismo año; desde allí observa el incompleto concepto botánico de la flora colombiana. Ante esta situación, emprendió una de las tareas más soberanas de su carrera, decidió formar la Flora de la Nueva Granada y dejar de lado el trabajo de las plantas útiles.
En 1860, la Confederación Granadina decide suspender el contrato con Triana en los momentos en que apenas iniciaba su trabajo. El insistente apoyo por parte de los botánicos europeos a la obra de Triana y consecuentemente en favor de la ciencia, contribuyeron con la determinación de prorrogar por dos años más el contrato y de esta manera darle término a su obra. Aclarada su situación legal, se continúan los arreglos para la publicación del Prodomus de la Flora de la Nueva Granada y la Memoria de las Gutíferas, trabajos conjuntos y casi alternos.
En 1867 decide participar en la exposición universal de París, evento en el cual Colombia no envió representación. La dura y penosa tarea de instalación y asilo en pabellones extranjeros se vio justamente reconocida al honrar su talento y esfuerzos con la gran medalla de oro al primer lugar. Este hecho restablece pecuniariamente la situación de la familia Triana, contribuye además con la prorrogación de su contrato por 5 años más y con la publicación del segundo tomo del Prodomus, que comprendía las extensas familias de Criptógamas. Desde 1874 y hasta su muerte, ocurrida el 31 de octubre de 1890, se desempeñó como Cónsul General de Colombia en París.
Todo el archivo está digitalizado y se puede acceder a este por el catálogo de la Biblioteca Nacional de Colombia.