Tierra Firme: imperios, propaganda y disputas por el dominio territorial

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Tierra Firme: imperios, propaganda y disputas por el dominio territorial

En el periodo colonial, reyes, comerciantes y burócratas europeos no podían “ver” sus dominios en América. Para poder conocer, decidir y controlar sus territorios de ultramar, utilizaron artefactos cartográficos y relaciones geográficas que les eran enviadas desde el otro lado del Atlántico —los mapas de los diferentes imperios del mundo atlántico entre los siglos XV y XVIII señalaban la importancia estratégica del norte de Suramérica o la llamada Tierra Firme para los intereses europeos—. Dichos mapas fueron utilizados con objetivos precisos: facilitar la navegación marítima; reclamar la posesión de islas, zonas costeras y el interior del continente; celebrar y publicitar victorias militares, y administrar los nuevos territorios para extraer sus riquezas.

Los mapas fueron herramientas para nombrar y reclamar soberanía en territorios, para hacer propaganda y para administrar riquezas.

La Tierra Firme (Terra firma en latín) apareció en innumerables mapas de origen inglés, holandés, francés y español, entre otros. Lo enigmático fue que el territorio no representó una jurisdicción administrativa definida y su nombre no perduró en los topónimos de la cartografía contemporánea —como Google Maps, Here u OpenStreetMap—. Durante la época colonial este espacio fue inventado y representado por los imperios europeos que trazaron en mapas la importancia que tenían para sus intereses políticos y económicos, y para la necesidad de administrar territorios al otro lado del Atlántico. Los mapas fueron herramientas utilizadas para nombrar y reclamar soberanía en territorios, para hacer propaganda y para administrar riquezas.

La función administrativa del mapa comenzaba con el acto de nombrar el territorio. Tierra Firme fue el nombre genérico que cartógrafos y burócratas europeos le dieron en la temprana colonia a los territorios costeros del norte de América del Sur, y describía el territorio que incluía las costas de las actuales Guayana, Venezuela, Colombia, Panamá, Honduras y Nicaragua. Terra firma diferenciaba dichos territorios costeros del continente de las islas y archipiélagos del Caribe, aunque con el tiempo empezó a indicar únicamente el territorio actual de Panamá. Al ser un territorio ligado al océano Atlántico estaba estratégicamente localizado, ya que facilitaba la conexión entre las islas del Caribe y la parte continental del norte de Suramérica, y de ahí al interior. Con la colonización, los europeos buscaron controlar nuevas rutas para la extracción de riquezas que alimentarían el comercio marítimo que conectaba a América y el Caribe con Europa, Asia y África.

La función administrativa del mapa comenzaba con el acto de nombrar el territorio.

La cartografía de la época evidenció la competencia interimperial por la soberanía territorial de la Tierra Firme. Aun cuando el imperio español reclamó su posesión desde el siglo XVI, otras naciones europeas también competían por el control territorial de la región. Portugal, Inglaterra, Holanda y España fueron potencias marítimas que rivalizaron por expandir su control económico, político y militar en América. Por lo tanto, los mapas de los siglos XVI, XVII y XVIII fueron un arma para la guerra, retrataron la Tierra Firme con el interés de inventariar, conocer y controlar costas, ensenadas, penínsulas y demás accidentes geográficos, pero también con otros fines como declarar posesión, justificar incursiones militares e imaginar la génesis de nuevos asentamientos comerciales.

Miremos el caso de A New Map of the Isthmus of Darian in America […], mapa impreso en Edimburgo en 1699. Allí se describe la empresa que el reino de Escocia impulsó para crear una colonia comercial en la región. El asentamiento de este nuevo territorio comenzó con el acto de nombrarlo como Nueva Caledonia —Caledonia fue el antiguo nombre latín de Escocia—. Si bien la colonia comercial escocesa fracasó, el nombre “Nueva Caledonia” perduró en otra localización geográfica. Si lo buscamos en Google encontraremos que se trata de un archipiélago en Oceanía —actualmente dependencia francesa—, nombrado así por el navegante inglés James Cook en honor a las tierras altas de Escocia. La Nueva Caledonia escocesa en Tierra Firme no subsistió, pero los intereses de otros imperios continuaron fraguando disputas en la región a lo largo del siglo XVIII.

Los ingleses con su proyecto de expansión imperial del Atlántico también se interesaron por la Tierra Firme. Mientras que los españoles intentaban construir su imperio en América, piratas y aventureros ingleses asaltaban barcos y ciudades costeras, especialmente en busca de apropiarse de las riquezas españolas. Por ejemplo, el miembro del Almirantazgo británico sir Charles Wagner había dirigido en 1708 el ataque a los galeones españoles cerca a Cartagena —donde se hundió el famoso Galeón San José recientemente encontrado en las profundidades del Caribe—. Por tanto, no es casualidad que un mapa del asedio británico a Cartagena durante 1741 (parte de la llamada Guerra de la Oreja de Jenkins o Guerra de asiento, 1739-1742) fuera dedicado a Wagner. El mapa titulado Plan of the Harbour Town and Forts of Cartagena (1740), cumplió una función de propaganda a la toma de la ciudad fortificada de Cartagena por parte de los ingleses. El mapa se imprimió utilizando planchas de grabado y fue vendido como hoja suelta, lo que permitió su amplia divulgación. Por ello, el conocimiento geográfico sobre la América española fue una fuente de tensiones entre varias monarquías.

Existe una variada documentación cartográfica que da cuenta de este conflicto y del uso político y propagandístico de estos materiales. Por ejemplo, This plan of the harbour, town and forts of Porto Bello representa la toma del puerto de Portobelo en la costa atlántica del istmo de Panamá por parte de Gran Bretaña. El mapa sigue confirmando el poderío militar inglés en el Caribe y el episodio allí narrado es una de las victorias navales más celebradas por los británicos en su disputa con España por el dominio comercial de esta región.

Otro ejemplo fue el The seat of war in the West Indies […] de 1741, mapa originado como material propagandístico que apoyó esta misma disputa imperial, al igual que otros documentos cartográficos que funcionaron como dispositivos de poder disuasivo para apoyar la presencia inglesa en las Indias Occidentales. Además de ser utilizados con carácter propagandístico, los mapas también fueron herramientas políticas recurrentes en la negociación de tratados que dividieron al mundo. Tal es el caso del Mapa de América Meridional, del geógrafo español Juan Cruz Cano y Olmedilla, que se usó en las conversaciones previas al Tratado de 1777, firmado entre España y Portugal, y que establecía las fronteras entre ambos imperios.

El siglo XVIII trajo adelantos en la instrumentación encargada del levantamiento de información geográfica y la confección de cartografías

Durante el siglo XVIII el imperio español intentó fortalecer su control sobre la Tierra Firme. A partir de la creación del virreinato del Nuevo Reino de Granada (1717-1723; 1739-1808) —parte de los actuales territorios de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá—, la corona española impulsó el levantamiento de mapas para facilitar tareas administrativas y ejercer mayor control sobre esta región. Con las reformas borbónicas, España favoreció la producción de conocimiento dirigida al manejo eficiente de la economía para asegurar el acceso a recursos naturales e información geográfica. El siglo XVIII trajo adelantos en la instrumentación encargada del levantamiento de información geográfica y de la confección de cartografías. Con el teodolito, por ejemplo, se logró medir la distancia con mayor precisión. Estos avances técnicos y tecnológicos permitieron exactitud en la designación de fronteras territoriales a la vez que introdujeron saberes estadísticos en los mapas para apoyar las tareas de recolección de información: impuestos, censos y otros.

Lo anterior es visible en el Plan Geográfico del Virreinato de Santa Fe […], un mapa de 1772 que representa la totalidad del virreinato del Nuevo Reino de Granada —incluida la Tierra Firme—. Bajo la dirección del funcionario real Francisco Moreno y Escandón, se formó el mapa titulado Plan Geográfico del Virreinato de Santa Fe que buscaba hacer este territorio comprensible para poder administrarlo. En el mapa hay un intento por organizar sistemáticamente los datos fiscales y las jurisdicciones del reino. Para ello, el Plan incluye una sección denominada “Notas relativas al estado de la Real Hacienda”. Una serie de cuadros estadísticos enmarcan el mapa y muestran las divisiones territoriales y el orden administrativo impuesto sobre el Nuevo Reino de Granada. Ordenar el territorio en jurisdicciones como pueblos, villas o misiones era de suma utilidad para coordinar las tareas de recaudo de impuestos y para llevar un inventario de las personas, propiedades y terrenos.

Así como el estado imperial se preocupó por las estadísticas de ingresos de las provincias del virreinato y sus límites, en el nivel más local cientos de funcionarios registraban en mapas información sobre los linderos entre terrenos. Los catastros modernos tienen su origen en estos intentos de los estados por ordenar la información de los territorios, sus recursos y divisiones administrativas en formatos estadísticos y cartográficos. Por ejemplo, el catastro multipropósito que fue acordado como parte de las negociaciones para terminar el conflicto armado en Colombia busca hacer un inventario de los predios del campo y las ciudades.

Ordenar el territorio en jurisdicciones era de suma utilidad para el recaudo de impuestos y para llevar un inventario de personas, propiedades y terrenos.

El catastro moderno tiene una larga historia que podemos rastrear y conectar con algunas cartografías de la Tierra Firme y del virreinato de la Nueva Granada. Entonces, conocer y controlar los territorios de la América fue esencial para los proyectos de expansión territorial de los diferentes imperios europeos. La contienda interimperial quedó plasmada en múltiples mapas que sirvieron para nombrar territorios, reclamar soberanía y hacer propaganda imperial. Con los mapas, los burócratas, reyes y comerciantes pudieron “ver” y construir una imagen de sus dominios y deseos en la Tierra Firme.

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Francisco Moreno y Escandón (1736-1783), Plan Geografico del Virreinato de Santafe de Bogota. Nuevo Reyno de Granada, que manifiesta su demarcación territorial, islas, ríos principales [...]., 1772. Biblioteca Nacional de Colombia, Mapoteca Digital, Colombia. 75 x 101 cm

close Imperio: Organización política tutelada por un único monarca que controla vastos territorios habitados por poblaciones heterogéneas. El dominio imperial se impone al dominio local al crear colonias que incentivan la dependencia del poder imperial.
close Interimperial: Entre los siglos XVI y XIX, coexistieron diferentes poderes imperiales europeos en el Nuevo Mundo que compitieron y cooperaron por el control de recursos naturales, rutas marítimas y la presencia o permanencia en áreas continentales de distinta escala.
close Soberanía: Cuando un monarca o una nación ejerce control sobre las fronteras y las leyes que regulan lo que ocurre dentro del territorio. Este poder se ejerce por encima de todas las demás autoridades.
close Piratas: Personajes odiados y deseados; en el siglo XVIII, cientos de ellos acecharon el Caribe en barcos de distintos tamaños preparados para el asalto. Buscaron no solo asaltar sino comerciar e intercambiar las riquezas que deseaban los poderes imperiales.
close Reformas borbónicas: La familia real de los Borbones gobernó España y sus territorios de ultramar entre 1700 y 1808, impulsando la renovación del imperio. Las reformas buscaron atacar el contrabando, controlar el comercio, reducir el poder eclesiástico, modernizar las finanzas y establecer mayor control político y administrativo en las colonias.
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Francisco Moreno y Escandón

Francisco Moreno y Escandón

Fue un burócrata del imperio español que ocupó diferentes cargos en el Nuevo Reino de Granada y en el virreinato del Perú, entre ellos, algunos administrativos durante el siglo XVIII. Nacido en Mariquita en 1736 de una criolla y un español, se educó en latín y filosofía en el colegio San Bartolomé. Más tarde estudió Filosofía, Teología y Jurisprudencia Canónica y Civil en la Universidad de San Francisco Javier. Durante el gobierno del virrey Pedro Mejía de la Cerda (1761-1772) se desempeño como “fiscal protector de Indios, juez y conservador de rentas reales”. En esta posición, el virrey le encomendó la producción de un reporte sobre el estado del virreinato en relación a los asuntos civiles, políticos, económicos y militares. Junto al reporte, Moreno y Escandón propuso la formación de un plano geográfico que “correspondiera a la noticia específica de todo el reino, cada una de sus provincias, plazas y ciudades principales”. El resultado fue un reporte titulado Estado del Virreinato de Santafé, Nuevo Reino de Granada, y la creación de un mapa del virreinato de 1772, que fue delineado por el geógrafo Joseph Aparicio Morato.

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brujula
Teodolito:

Instrumento de medición utilizado para calcular principalmente ángulos verticales y horizontales de una superficie, y acompañado de herramientas auxiliares también permite obtener distancias y desniveles del terreno. Se comenzó a utilizar y a perfeccionar desde el siglo XVI y se convirtió en la tecnología que apoyó el levantamiento de planos. Este instrumento está constituido por dos círculos, uno horizontal y el otro vertical, cada uno dividido en grados, minutos y segundos. En la actualidad su uso continúa en vigencia y ha incorporado saberes electrónicos —es utilizando por topógrafos y profesionales de las obras civiles—.

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cuadrante
Plancha de grabado:

La mayoría de los mapas producidos entre el siglo XVI y el siglo XIX fueron confeccionados según la técnica de grabado de cobre que proponía tallar el mapa en reflexión sobre una lámina metálica y posteriormente introducir tinta en las cavidades de los trazos. Finalmente, se limpiaba la superficie y, con la ayuda de una prensa, se reproducía un centenar de veces el mapa grabado. Esta tecnología permitió la primera masificación y popularización del material cartográfico.