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NEUMONIA AFECCIÓN POR EL AIRE |
TRES MOMENTOS PARA EL POEMA SILENCIO |
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COLOMBIA 5 COLOMBIA 0 |
EN PARTO |
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CSE QUE TENDRÁS QUE LLORAR |
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"Si no hay cambio de imágenes, unión inesperada de imágenes, no hay imaginación, no hay imaginante". Gastón Bachelard Si pudiéramos concebir la producción audiovisual como una red neuronal, nosotros correríamos el riesgo de entrar en estado de coma. Unos pocos destellos, entre ellos el video arte, mantienen la posibilidad de vida en nuestra red: estimulan la zona cortical que está despierta durante la vigilia. Sesenta y seis videos que respondieron a la convocatoria nacional del Festival participan en ese esfuerzo. Pero corremos otro riesgo: que el video arte se confunda con la producción audiovisual, lo que puede dejarnos en brazos de Morfeo. No se trata de volver a plantear la pregunta, en cierta forma ya superada, sobre la "especificidad" del video arte, sobre sus fronteras-horizontes. De todos modos, es este mismo género -macro-género, debería decir- el que permite confusiones que conducen a una imposibilidad de diferenciar criterios cuando de participar en un festival se trata / es probable que esta imposibilidad se presente también cuando se trata de producir. Aunque es difícil establecer límites, éstos existen. Del otro lado de la frontera, pero intentando acercarse al video arte, hay realizaciones "alternativas", documentales, argumentales, cortos editados en cine y transferidos a video. De este lado / como si la red tuviese múltiples hemisferios y todos ellos intercambiasen efectos: también hay problemas: trabajos incipientes, ejercicios de talleres, problemas conceptuales, técnicos y económicos, imaginarios que castran. Hay una voluntad de diferencia y de genialidad que impide las sinapsis de esta red neuronal. En otras palabras, a veces, no hay ideas -sólo simulacros de ellas. ¿Cuáles son los signos que permiten suponer el riesgo del estado de coma? La experimentación reemplazada por la solemnidad conceptual; la hibridación de géneros por el convencionalismo de formatos; la subversión por la transgresión adolescente; el palimpsesto por el abarrotamiento de elementos ; la marginalidad por lo alternativista; los efectos por el efectivismo; la cita y la referencia por una esquizofrénica asociación libre; la copia-imitación por la voluntad de lo original y único; la hipernarración por la monotonía de un productor-narrador omnisciente; el sonido por una máscara de ruido o de silencio. Los pliegues cartográficos de lo imaginario pueden ser reemplazados por la lisura de lo homogéneo y estandarizado. En estas condiciones no podrá haber sinapsis, quizás porque habremos perdido algunas neuronas y estaremos "dormidos". ¿Dónde está el video? De los sesenta y seis destellos hemos escogido diez. En ellos es posible pensar el efecto en términos de afecto, potencia y multiplicidad. El video arte vuelve a ser lugar de contacto, un lugar donde es posible devenir otro. Espacio de imbricación de géneros, de seriación y repetición, de autorreferencias y citas, de fragmentaciones y simulaciones. Tiempo de una percepción temporal de una cultura que no puede representarse mentalmente. Red de contactos y posibilidad de memoria pasajera, efímera, fragmentada, como nuestra sociedad y nosotros mismos. Esa es la potencia de estos destellos: la posibilidad de volvernos otros modificando la relación de los elementos que nos constituyen, aumentando o disminuyendo nuestra potencia de acción. El reciclaje de imágenes, los feedbacks, las sobreimpresiones, incrustaciones, recortes, ralentis, autonomía del fondo y la forma, distorsiones... El video arte como el espacio propio de la mutación. Esa transformación construye una alteridad que fluye por el medio, es el intersticio, el inter-ser de una digitalización que nos posee. ¿No es así posible otorgarnos una nueva intersubjetividad? Intersubjetividad surgida de la intermediación, del intermezzo del video. Se conforma un dispositivo audiovisual que permite una reinvención de la singularidad y complejidad de los fragmentos del deseo humano para que éstos no se anquilosen, sino que devengan subjetividad mutante. El afecto-potencia de la prótesis mediadora que llamamos video arte radica en la posibilidad de vernos de diversas formas. Estos destellos no son sólo efecto, son posibilidad de un nuevo saber sobre nosotros mismos. Un saber sin sujeto, sin sustancia, un saber que hace y pone, que ha desplazado a la verdad racional ilustrada y al conocimiento-poder por un conocimiento jovial: el gay saber[1] del video arte. En esta mutación, receptáculo propio de toda hibridación, se halla el video arte colombiano. Tras la experimentación de los setenta y ochenta, esta década aparece como la metamorfosis de la juventud. Hemos dejado la adolescencia. Vuelven los destellos, dispares, casi que disparatados a veces. Destellos comprometidos con problemas sociales y culturales. Destellos poéticos. Destellos de alucinógenos. Destellos con voces particulares que dicen. Neumonía. Afección por el aire de Andrés Burbano propone un doble inventario de metáforas de caída y metáforas de ascensión, como si fuese posible bosquejar una imaginación aerodinámica a través del tiempo. Fábulas de la autenticidad y toxicomanía de Gilíes Charalambos, ¿será ésta la alucinación de la subjetividad del toxicómano? Bajo la forma de una mega-hipernarración sostenida, una mathésis fantasmal de la imagen deviene fábula de gesticulación teórica. En parto de Verónica Chávez recoge los fragmentos de la memoria de infancia, pero esta memoria se diluye cuando se vuelven narración los recuerdos. Anoche mataron a un travesti de Santiago Echeverry es la crónica de la decadencia: manifiesto para Billie Holliday, hoy y aquí. Tres momentos para el poema silencio de Luis Morales muestra un video-poema-pintura. Cada plano es un cuadro de la anatomía del final de la vida. Sé que tendrás que llorar de Katerine Moreno & Juan Pablo Félix propone un hipnótico ritual humorístico que a través de un croma key fatuo exorciza un imaginario de muerte. Metanoia en el sicoTrópico de José Alejandro Restrepo presenta a través de fragmentos de discursos mítico, estético y mediático-estatal, imágenes de las historias de la invención de una droga. Colombia 5 - Colombia 0 de Ricardo Restrepo es el prólogo de una lúcida presentación de la violencia de nuestro país, de nuestro triunfalismo e indiferencia; pero es tan corto, tan corto, que sólo llegó al "segundo gol". Oraro ha caído al río de Alvaro Tangarife muestra, a través de la construcción de un personaje, que todo es susceptible de ser "noticia de última hora". Histeria de amor de Miguel Urrutia es una animación, excelente animación, de los gestos actuales del amor. José Alejandro Restrepo también participa en el Festival con una video instalación, Anaconda, que quiere mostrar "elementos significativos del mito sin intermediaciones interpretativas". Estos son algunos de los destellos que mantienen vida debajo del estado de coma. La potencia de ser mutantes, de la imagen-devenir basada en la inestabilidad del video vuelve a la idea de la desjerarquización. Se pasa de la mecánica a un simulacro de la biología. La mutación se transforma en mestizaje de ideas; el video arte, en redes neuronales y cerebros líquidos. En vigilia.
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