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Un día en la “Carlos E.”
Red Nacional de Bibliotecas Públicas
8/10/2018

El V Premio Nacional de Bibliotecas Públicas “Daniel Samper Ortega” 2018, otorgó a la Biblioteca Pública Carlos E. Restrepo el galardón a mejor biblioteca pública del país.  Un espacio que gracias a sus esfuerzos por hacer presencia en el territorio y por brindar programas de inclusión social, ha logrado hacer de la biblioteca un espacio vivo y sentido por la comunidad: un espacio para todos. 


La Biblioteca Pública Carlos E. Restrepo se encuentra en el tradicional barrio Restrepoal sur de Bogotá, en el corazón de la localidad Antonio Nariño, no por ubicarse en el centro, sino porque desde allí se bombea la dinámica acelerada de este sector, reconocido por muchos ciudadanos por la plaza de mercado, donde también es evidente el impacto que genera la Biblioteca.  


43967484702_521acf3ece_o.jpgLa diversidad cromática y de formas hace que haya que parpadear varias veces para ir configurando mentalmente el espacio y avanzar hacia la Biblioteca. Si las nomenclaturas y la ubicación de direcciones le es complicado, basta aplicar el aforismo popular que dice que preguntando se llega a Roma, y seguro que desde el señor del puesto de frutas, la señora  que vende dulces, el zapatero del frente o cualquier transeúnte ubica la “Carlos E”- como la llaman popularmente- de inmediato. 


Se podría pensar que al ingresar a la Biblioteca el ruido se extingue y el silencio hace presencia como si se entrara en otra dimensión. Pero no es así. El silencio es un fantasma que hace rato dejó de deambular por la salas de la Carlos E. para darle paso a toda una experiencia mediada por los sentidos que se aguzan al ser invadidos por los diversos sonidos que se filtran y que van desde el ruido del motor de los buses, la música de los almacenes cercanos, el ir y venir de las carretas con frutas, además de los gritos y voces de gente que se mueve de un lado a otro, en una especie de coreografía diaria de lucha por ganarse la vida.  


La Biblioteca tiene tres pisos. En el primero se recibe la primera sonrisa: la de los vigilantes, quienes también cumplen una gran función en el día a día de los usuarios en la biblioteca. En el segundo piso, un salón con un mural de colores fríos con monstruos y personajes fantásticos pintados por los jóvenes usuarios de la Biblioteca, da personalidad a este espacio creado para ellosAllí están las semillas mejor sembradas de la Carlos E, su Grupo de Amigos de la Biblioteca –GAB-, un grupo, en su mayoría jóvenes, que se han empoderado de la biblioteca porque allí han crecido, se han formado y han compartido grandes procesos de la mano del equipo de los bibliotecarios y funcionarios que hacen parte de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá – BibloRed.  


Daniela Sanmiguel tiene 19 años y desde muy niña ha estado en la biblioteca. Al principio, iba los fines de semana a un taller de lectura con su mamá, luego se le fueron quedando cortos los tiempos y empezó a ir entre semana, después del colegio, en compañía de su hermana. Se reunía con más niños de la plaza, que eran los “cansones” que querían estar en la biblioteca, bailando, pintando, leyendo o simplemente ahí. Una vez Daniela rompió un vidrio de la biblioteca y de ese “desastre” como dice ella, surgió algo más bonito: 


Aquí en la biblioteca todo el mundo lo sabe. Yo rompí un vidrio. Entonces, lo que pasó fue que la bibliotecaria que estaba a cargo tenía que llamar a mis padres y eso Entonces, para que yo no dejara de venir, ellos arreglaron y pagaron lo del vidrio, después cuadraron con mi mamá, mientras nosotros conseguíamos la plata. Eso hizo que yo le tuviera más lealtad a la biblioteca, porque el solo hecho de uno romper un vidrio y que alguien lo pague por uno, significó muchísimo para mí. Yo digo que esta Biblioteca es un lugar donde uno sabe que en algún momento pueden ser su familia. Por más dura que sea una situación, ellos van a estar ahí. 


Ximena Medina es la mamá de Sofía y Valentina. Las tres asisten a la biblioteca desde hace muchos años. Sofía, la menor del grupo, tiene siete años y viene desde que estaba en el vientre de su mamá y asistía al taller “Leyendo con mi bebé”. Ximena siente que la biblioteca le ha permito compartir con sus hijas de una forma que no logra en casa. En los espacios de la biblioteca las niñas pueden ser ellas mismas, se sienten seguras de sus personalidades y el equipo las quiere y las respeta. Ximena cree que en la biblioteca se generan lazos porque hay una relación especial entre las personas:  


Uno va a otras bibliotecas y allá se dedican a lo que es, a ser bibliotecarios y ya. En cambio, aquí se dedican a esa parte humana, a entregar los conocimientos y ver en qué pueden ayudarte. Es un espacio muy incluyente además porque vienen niños que son hijos de vendedores de la calle, así como niños que son hijos de familias pudientes, pero que aun así, son capaces de compartir y formar vínculos”. 


El Taller de Ilustración: un programa que integró a jóvenes de diversas condiciones  


Más adelante, al hacer el recorrido por los demás pisos de la biblioteca los jóvenes esperan ansiosos por mostrar, no la sección de literatura universal, o la sala infantil, sino el salón de radio y la sala de contenido gráfico. Y es natural, porque en esos espacios se han desarrollado dos de los proyectos más importantes para ellos y para la biblioteca: la radionovela, Donde habita el miedo y el Taller de Ilustración, donde se realiza la novela gráfica de la que guardan, todos los bocetos y piezas finales. El grupo se divierte, bastante orgulloso, al mostrar el trabajo y la evolución que ha tenido este proyecto.  


Ricardo López es el mayor del grupo y se unió aTaller de Ilustración un día que vio a un compañero hacer unos bocetos para el primer cómic que se realizó en la Biblioteca. Esa fue la ventana de acceso para poner en práctica su talento como dibujante. Ahora es uno de los colaboradores más arduos del proyecto de ilustración de la novela gráfica Donde habita el miedorealizada por los usuarios. 


Santiago Ramírez, además de estar en el proyecto de ilustración, también ha acompañado todo el proceso de producción radial que se inició en la Biblioteca a finales del año 2017, cuando la Biblioteca Nacional de Colombia les otorgó un estímulo de producción radiofónica que consistió, no solo en la dotación de los equipos necesarios, sino en la capacitación del personal y los usuarios. Santiago es uno de los usuarios que se vinculó a la Carlos E a través de los procesos de inclusión social de la Biblioteca, que son uno de los pilares que también la caracterizan. 


Joseph Hans Velandia es un muchacho de 19 años con discapacidad auditiva, asiduo visitante de la Biblioteca. Alguna vez compartió sus dibujos con el equipo y se unió al grupo de ilustración. Como eso implicaba la necesidad del grupo de comunicarse con él, entonces Santiago aprendió el lenguaje de señas como muestra de que no siempre la persona en situación de discapacidad es la que debe adaptarse a los demás, sino que los demás también pueden hacer esfuerzos para convivir mejor , en un ambiente agradable para todos. 


Una biblioteca incluyente y para todos 


43967476972_2f215a09de_o.jpgEn las salas de la biblioteca siempre hay bastantes personas de edades y situaciones distintas. Por un ladoestán los niños en la sala infantil donde arman rompecabezas, juegan y leen; en otra sala hay un Taller de Escritura Creativa donde los menores crean personajes para escribir un cuento; en la Sala de Literatura hay jóvenes y adultos que estudian o leen, y muchos adultos mayores están en la Hemeroteca para leer los periódicos.  


Al principio es un poco extraño ver habitantes de la calle que leen los periódicos, ven series en los computadores, acceden a internet y a los servicios bibliotecarios generales como cualquier usuario, incluso participan de talleres de teatro, radio y de construcción de memoria localSeguro también fue extraño para los demás usuarios cuando la biblioteca empezó a integrar a personas en esta condición al día a día de la biblioteca. Así que fue necesario realizar un proceso de formación para que este compartir se naturalizara y se lograra la democratización de la Biblioteca Pública entre todos los habitantes del sector.  


Y así, han realizado otros procesos con distintas minorías sociales que han sido marginados de alguna forma en el territorio, tales como población con discapacidad visual o auditiva, grupos LGBTI y personas privadas de la libertad. Hoy todos encuentran en este lugar un espacio de inclusión que los recibe con los brazos abiertos. 


Alguna vez la Biblioteca Pública Carlos E. Restrepo fue el mejor secreto guardado de la localidad, un espacio que existía pero muy pocas personas sabían dónde estaba y no accedían a éste. Hoy, después de innumerables esfuerzos de los bibliotecarios por hacer presencia en la comunidad, después de crear espacios para involucrarse con las personas del territorio, escucharlas e identificar sus necesidades y sus deseos respecto a lo que querían que ofreciera y fuera su biblioteca pública, es posible verla como una realidad vivida, sentida y reconocida por toda la comunidad, sin exclusión alguna.  


En la Carlos E. lo más importante es generar espacios de encuentro comunitarios donde todas las personas tienen libre acceso, como lo dice Tania Trespalacios, ex-coordinadora de la biblioteca Carlos E. Restrepo: 


“Yo creo que la biblioteca pública es un espacio de encuentro comunitario, un centro de recursos para la comunidad donde tú puedes expresarte y puedes ser, donde encuentras las necesidades básicas de información y de conocimiento pero también donde puedes suplir las necesidades directamente del alma.”  


Un día en la Biblioteca Pública Carlos E. Restrepo basta para entender que el alma de la misma está en las personas y en los procesos que se llevan a cabo día a día desde el corazón. Ese mismo que lleva a Yesid Monroy, auxiliar de la biblioteca y profesor de física, a buscar la manera de compartir la ciencia con los usuarios hasta montar un planetario artesanal para explicar un poco cómo funciona el universo. O a Orlando Navarrete, conocido entre los usuarios como “Loki”, quien se disfraza de personajes de ficción y hace shows para divertir a los niños.  


Estas son algunas pequeñas  acciones, de largo aliento, que unidas logran dar resultado para contagiar de vida a todos los que visitan estos espacios. Un trabajo conjunto que ha merecido el galardón del Premio Nacional de Bibliotecas Públicas “Daniel Samper Ortega 2018, otorgado por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia y que representa un importante estímulo para continuar los procesos y seguir avanzando para empoderar a la comunidad conformar lmejor emisora comunitaria de Bogotá.


Por: Karimah Marín Andrade