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Cristian Valencia - Experiencias en Bibliotecas
Escritores en Bibliotecas
31/07/2018

​A Los municipios de Chalán (Sucre) y San Juan de Nepomuceno (Bolívar) llegó este reconocido escritor colombiano, autor de la selección de crónicas Hay días en que amanezco muerto, y de las novelas Bitácora del dragón(Planeta, 2003), El rastro de Irene(Planeta, 2001) y Perdidos en Carsonciti(Planera, 2017).

En su visita a las bibliotecas públicas de estos municipios como invitado del Programa Escritores en las Bibliotecas, Cristian Valencia reconoció la importancia que tiene para su oficio conocer a lectores de lugares lejanos como estos, escuchar cómo perciben sus textos, darse cuenta del impacto que tienen las bibliotecas para las comunidades y de la influencia que un escritor genera para motivar a nuevos lectores y animar a muchos otros a escribir. 

Así narró Cristian Valencia su visita a las bibliotecas de los Montes de María:

"Las bibliotecas públicas han liderado procesos de reconstrucción emocional"

Al llegar al aeropuerto de las Brujas en Corozal nos estaban esperando para llevarnos a Chalán, que está a dos horas y media  en el corazón de Los Montes de María. Nos fuimos conversando de temas varios, pero cuando empezamos a meternos por las trochas fue inevitable hablar de la violencia de comienzos de siglo. Todos parecen tenerla atorada en la garganta pero también parecen tenerla siempre en la punta de la lengua porque antes no se hablaba de eso tan horrible. Hoy en día se habla con pelos y señales. Y los lugareños dicen cómo fueron las cosas. Que fueron terribles. Así que al interior de ese carro se hablaba de la peor violencia y de bibliotecas públicas al mismo tiempo como si se tratara de lo mismo.

Que no se trata de lo mismo pero una cosa sí tiene que ver con la otra. Porque en las bibliotecas y desde las bibliotecas públicas se han liderado procesos de reconstrucción emocional. Si los académicos no fueran tan severos diría que son procesos de reconstrucción psiquiátrica, psicológica, social, económica y cultural, pero me conformo con decir reconstrucción emocional, porque lo emocional es lo que más se resiente con las guerras y lo más difícil de reparar.

Para mi sorpresa la biblioteca de Chalán estaba completamente adornada para la ocasión. Habían conseguido textos míos, los habían impreso, se los habían dado a leer a los usuarios y, en fin, hicieron un trabajo increíble, a la altura de un evento de una universidad privada. Asistieron personas de todas las edades y procedencias, además de personalidades como el director del Fondo Mixto de Sucre, un delegado del alcalde, la secretaria de educación, el director de la biblioteca, la bibliotecaria de Ovejas y  la coordinadora del programa Leer es Mi Cuento para esa región. 

Por experiencia puedo decir que hace unos años los escritores no eran considerados personalidades importantes ni influyentes. La llegada de un escritor era como si hubiera llegado un circo malo al que no había que ir a ver, salvo que se estuviera en un estado de aburrimiento clínico.

Los mismo pasó en San Juan Nepomuceno; el movimiento que se está produciendo alrededor de un escritor me parece casi-casi de ciencia ficción, o para hacer un capítulo de la dimensión desconocida. A San Juan Nepomuceno llegó una representante del Instituto de Cultura del departamento de Bolívar, Icultur, con la misión de atender al escritor invitado.  Asistieron al conversatorio maestros de la Universidad de Cartagena,  la directora de La Casa de la Cultura, la bibliotecaria, más de cuarenta alumnos y dos escritores locales que me hicieron ese honor: Juan carlos Sánchez y don Roberto Arrieta.

Sea lo que sea que está haciendo la Biblioteca Nacional para que esto pase tiene que continuar. Tiene que continuar y continuar porque es la base más seria para un verdadero desarrollo del pensamiento regional de Colombia; un apoyo enorme para los lectores; sin duda un semillero de nuevos escritores.

Y todos  esos beneficios, además, hacen que el milagro se presente. El milagro de la reconstrucción emocional de las personas que padecieron de esas violencias tan tristes.

Sobre lo más destacable de la visita, el impacto que esto tiene para su oficio y para quienes lo conocieron en las bibliotecas, esto nos respondió:

¿Qué es lo que más rescata de la visita que realizó a las bibliotecas?

La seriedad con la que fueron acogidas estas visitas me sorprendió mucho porque antes no había visto nada parecido. Hace unos años la llegada de un escritor a un municipio era casi lo mismo que la llegada de un culebrero con una pomada exótica. El trabajo que han hecho últimamente con las bibliotecas públicas ha logrado que la literatura, los escritores y la biblioteca se posicionen como capitales culturales de suma importancia para cada municipio. Y esto resulta del todo sorprendente porque no hace mucho los capitales más importantes de los municipios colombianos eran el dinero, todo el que lo tuviera y todas la formas de obtenerlo sin importar que fueran legales o ilegales. Así que 'chapó'.

¿Cómo aportan estas visitas en su oficio como escritor? 

Los lectores son lo más importante de la literatura. Para mi son el bien más preciado de mi obra. Me conmueve mucho saber que una novela escrita por mí en la soledad de un estudio de la fría Bogotá pueda decirle algo a las personas de municipios tan apartados de esta capital. Todos los escritores que conozco se conmueven hasta las lágrimas con este hecho. Y conocer esos lectores en sus municipios, pues resulta mejor que mejor. Para mi gusto, todas las regiones de Colombia y sus gentes me resultan apasionantes. De allí saco las historias, del país mismo, del país profundo, del que no registran los medios de comunicación, de ese país que casi nadie imagina cuando está en séptima con Jiménez

¿Cree que la visita de un escritor a estos municipios puede aportar en los procesos de lectoescritura que lideran las bibliotecas?

Como los escritores ahora son considerados personalidades importantes, resulta que se vuelven modelos a seguir. Entonces creo que esta siembra de escritores en la biblioteca, dará frutos en forma de lectores, en forma de promotores e lectura, de escritores locales. Sin duda es la forma correcta de emprender un camino de alfabetización literaria, que es la alfabetización que marca la madurez cultural, social y política de un país.