En 1924, La vorágine denunció las injusticias del sistema bajo el cual se sometió a los indígenas, colonos, caboclos y aventureros durante la «fiebre del caucho». A la propuesta literaria de José Eustasio Rivera se sumaron mapas, fotografías, ilustraciones, publicaciones de prensa, dibujos, videos y otros materiales documentales que, a lo largo del siglo XX, dieron cuenta de las devastadoras consecuencias de la explotación cauchera, así como de la vigencia de las temáticas propuestas en una de las obras escritas más importantes de Hispanoamérica.
Esta es la línea narrativa de El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en «La vorágine», una exposición del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Biblioteca Nacional de Colombia - BNC, en el marco del Centenario de La vorágine, con el apoyo de la Corporación Colombia Crea Talento. Después de itinerar por la Feria Internacional del Libro de Bogotá - FIlBo 2024 y la Bienal del Libro de Brasil, la muestra llega a la BNC y estará abierta al público a partir del 20 de septiembre de 2024.
La exposición —curada por Erna von der Walde y Ximena Gama, con el diseño y museografía de Piedra Tijera Papel— rastrea y recopila material documental producido entre 1903 y 1923, aproximadamente, y que corresponde al periodo que cubre la novela de Rivera.
«Entre ese material se encuentra, por ejemplo, por un lado, el registro fotográfico realizado por Roger Casement, cónsul británico en Pará, durante su investigación de las atrocidades cometidas por la Casa Arana contra los indígenas del Putumayo. Por otro lado, tenemos imágenes del fotógrafo y documentalista brasileño Silvino Santos, comisionadas por la misma Casa Arana, cuyo propósito fue el de desmentir las acusaciones», dice Ximena Gama, curadora de exposiciones de la BNC.
Estos archivos conversan con obras de artistas contemporáneos y con un valioso material de memoria de los pueblos amazónicos afectados. De esta manera, la exposición teje un entramado que devela el sistema de extracción y exterminio, así como sus trágicas consecuencias.
La puesta en escena y el recorrido de la muestra están planteados a través de tres elementos simbólicos, según cuenta Erna von der Walde, investigadora y editora de la edición de La vorágine de la Universidad de los Andes (2023): «el tronco del árbol de caucho, el invernadero de Kew Gardens como metáfora de la domesticación de la naturaleza y, finalmente, una maloca del pueblo bora, donde presentamos materiales de la memoria de los pueblos indígenas».
Este escenario nos permite explorar uno de los aspectos que más le preocupaban a Rivera, la que él mismo llamaba la «trascendencia sociológica» de su obra. Al final, más que ilustrar la novela o reconstruir un pasado, esta exposición busca las resonancias en un presente en el que la región orinoco-amazónica enfrenta viejos y nuevos desafíos.
Para tener en cuenta
El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en «La vorágine»
Curaduría: Erna von der Walde y Ximena Gama
Abierta desde el 20 de septiembre hasta noviembre de 2024
Biblioteca Nacional de Colombia
Calle 24 No. 5 - 60, Bogotá
Horarios de la biblioteca
Lunes a viernes: 8:00 a. m. a 5:00 p. m.
Sábados: 9:00 a. m. a 4:00 p. m.
Inauguración de El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en «La vorágine»
Viernes 20 de septiembre de 2024, a partir de las 5:00 p. m.
Actividades
- Curaduría e investigación
Artistas invitados:
- Adrián Balseca (Ecuador)
- Aimema Uai
- Alejandra Hernández
- Felipe Álvarez
- Fernando Hichamón (Colombia)
- Hélio Melo (Brasil)
Organizan: Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, y Biblioteca Nacional de Colombia
Apoyan: Corporación Colombia Crea Talento y Fundación Arteria
Con el apoyo de: Archivo General de la Nación, Biblioteca Nacional de Irlanda, Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica del Perú, Centro de Antropología Visual del Perú, Cinemateca de Brasil, Instituto Humboldt, Organización Azicatch y Universidad de Caldas.
Diseño: Piedra Tijera Papel
El árbol que cambió el mundo, extracto
El proceso de transformación del caucho en una gran cantidad de mercancías industriales cambió el mundo. El látex de un puñado de variedades tropicales sirvió de base para la revolución en el transporte, las comunicaciones y los procesos industriales, así como para la producción de prendas de vestir, enseres domésticos y numerosos objetos de uso diario. El caucho transformó el mundo moderno. De otro lado, la explotación del caucho en las regiones tropicales, en la cuenca del Amazonas, en el Congo, en Indochina, se devoró el mundo natural y la vida de sus habitantes.
Los pueblos originarios americanos utilizaban el hule o caucho desde tiempos prehispánicos. El mundo europeo tuvo algún conocimiento de su existencia desde los tiempos de la Conquista española, pero su uso solo se hizo extensivo a partir del siglo XIX.
Hacia 1850, los zapatos de caucho manufacturados por los indígenas en Brasil atrajeron a varios comerciantes norteamericanos. Primero dominaron el comercio; luego se apropiaron de la técnica y comenzaron a manufacturar productos similares a los de los pueblos indígenas del Amazonas, como prendas de vestir impermeabilizadas, zapatos y botas, botellas, jeringas y otros implementos de uso médico. La industria indígena de productos de caucho sucumbió y la región pasó a ser fuente de la materia prima.
La introducción del proceso de vulcanización (Goodyear, 1839), que evita que el caucho se derrita con el calor y se endurezca y pierda elasticidad con el frío, posibilitó mayores aplicaciones del producto y les dio una ventaja tecnológica a los países industrializados. El invento del neumático (Dunlop, 1888) impulsó decisivamente la revolución en los transportes, primero con las llantas de bicicleta y luego con el automóvil y el avión.
Sobre el Centenario de La vorágine
En la conmemoración del Año del Centenario de La vorágine (Resolución 0019, del 18 de enero de 2024, del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes), se ha propuesto realizar una programación artística y cultural, regional, nacional e internacional, para impulsar la promoción de esta cumbre de la literatura colombiana y la vida de José Eustasio Rivera. Se busca promover reflexiones en torno a los territorios bioculturales donde sucede la novela, la Amazonía y la Orinoquía, tan necesarios hoy para reconocer los aportes del conocimiento ancestral y los desafíos que han surgido por la crisis climática.
La vorágine salió a la luz el 25 de noviembre de 1924. Fue la única novela que publicó el escritor colombiano José Eustasio Rivera y a un siglo de su publicación continúa siendo una brújula en la literatura nacional. Esta obra maestra de Rivera es considerada un clásico de la literatura colombiana y latinoamericana.